Somos las nietas de las brujas que no pudisteis quemar.
Las brujas de la edad media, fueron unas de las primeras feministas de la historia, perseguidas por su saber y su labor como parteras, enfermeras, sus conocimientos sobre plantas medicinales y su modo de vida que poco tenía que ver con el tradicional sistema religioso y patriarcal.
Las brujas fueron asesinadas por intentar curar el cuerpo y el alma, algo reservado a Dios. Mujeres libres y sumamente inteligentes, que fueron señaladas por no obedecer y por desafiar el ego masculino. Los hombres de la época consideraban que las mujeres no debían alimentar su intelecto.
Es evidente que la conocida “caza de brujas” fue una caza de mujeres y no podemos evitar mencionar, que estas cazas de brujas siguen en activo en algunas culturas de África, India, Papúa Nueva Guinea, Arabia Saudí, donde matan a mujeres acusadas de ser brujas. El peligro actual con esta parte de la historia, es como se ha romantizado o incluso, ridiculizado, la figura de la bruja a través del cine, la televisión y los cuentos infantiles.
Hablamos de la historia de las brujas como si fuese una leyenda cuando en realidad estamos hablando de uno de los mayores crímenes de la humanidad, amparado e impulsado por una institución todavía en activo. Si los hombres, hubiesen sido los perseguidos y acusados de brujería, hoy tendríamos monumentos en todo Occidente conmemorando sus vidas.
Pensemos en las brujas más malvadas de Disney por un momento y como crecimos entre esas figuras. Nos las presentan solas, aisladas, no tienen amor, son malvadas y solo buscan el mal ajeno. En realidad, la mayoría son mujeres con poder, a algunas les quitaron el reinado que les correspondía y todas ellas, se sienten poderosas, valientes y decididas a recuperar lo que es suyo. ¿No son acaso cualidades que una busca para si misma?
Silvia Federici, en su libro Calibán y la bruja, analiza la caza de brujas como una transición hacia el capitalismo, donde se empieza a generar la división por sexos en el trabajo y las mujeres quedan relegadas a los trabajos domésticos, la procreación y los cuidados. Por ende, cualquier mujer que reivindicase el control sobre su cuerpo y su vida, sería perseguida hasta la muerte bajo el pretexto de la brujería.
Se estima que durante los siglos XV y XVIII se ejecutaron 60000 mujeres, aunque esta cifra podría ser el doble ya que no habían registros en la época.
La cultura popular occidental actual, a veces nos recuerda que todavía siguen en activo las cazas de brujas pero con otros métodos. Ahora las hogueras son con conexión 5G, tras un pseudónimo y fuego con forma de corazones, que cuantos más sumas, más arde la hoguera.
Es importante conocer la historia para no repetirla, pero sobretodo, saberla completa, sin eliminar y cancelar a las mujeres, sea como narradoras, espectadoras o como protagonistas.
Cuando te llamen bruja, levanta la cabeza y sonríe, es un gran cumplido teniendo en cuenta la sabiduría, los conocimientos y la valía, que estas mujeres tenían.
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